El mortero de lana de roca se trata de un mortero proyectable en base seca, compuesto de lana mineral y perlita con cemento como único ligante hidráulico, exento de amianto y otros productos nocivos.
El producto se presenta en forma de copos ligeros de color gris, una vez proyectado. Cabe destacar que el mortero de lana de roca es un compuesto imputrescible e inatacable por los roedores o parásitos.
Respecto a su resistencia, nos proporciona una protección en estructuras metálicas, desde 30 minutos a 240 minutos de resistencia (RF 30 a RF 240) variando en función del uso, altura y características del edificio.
Las placas de fibrosilicato están compuestas por silicatos cálcicos reforzados con fibras inorgánicas resistentes al fuego. Aguantan hasta los 1200 ºC sin perder sus propiedades físicas y mecánicas para proteger o aislar el fuego en caso de incendio.
Estas placas, durante el proceso de su fabricación, son sometidas a un tratamiento de alta temperatura para mejorar y darles estabilidad dimensional ante el fuego. Además de ofrecer una gran durabilidad gracias a las propiedades que posee.
El Nervometal tiene múltiples aplicaciones como encofrado perdido para forjados o cimentaciones, juntas de hormigonado de estructuras de hormigón, así como base para morteros, yesos o protecciones contra incendios y tematizaciones. Es un material versátil y económico, de aplicación tanto para la obra civil nueva construcción así como la rehabilitación.
La pintura ignífuga es un modelo de pintura que se utiliza para evitar los efectos de los incendios en edificios. Se compone en su mayoría por agua y no tiene fibras. El objetivo de esta pintura es permitir una resistencia al fuego durante unos 90 minutos en estructuras metálicas tales como vigas. Este tipo de pintura tiene dos tipos como la sublimante o la intumescente, y su aplicación al fuego es sencilla y evita que se propague a más terreno.
La pintura se pone en contacto con el fuego y al juntarse, la estructura se va hinchando para que se carbonice. La capacidad de hinchazón y grosor de la estructura puede llegar a aumentar hasta 50 veces su volumen natural. De este modo, se crea una barrera que aísla el edificio del fuego, protegiéndolo tanto en el lugar que nace el fuego como su posterior propagación. Este tipo de pinturas puede aguantar hasta 600 grados centígrados de fuego